top of page

Las tres reglas de Hahnemann referentes a la clasificación de los síntomas.

Foto del escritor: Fank Nava Fank Nava

Por. Constantine Hering, M. D.

Traducido de: (The Hahnemannian Monthly,Vol 1, Agosto, 1865).

La recomendación de Hahnemann es; Tomar todos los síntomas de cada caso, como si fuera el único. (Comp. Órganon parágrafo 83, y siguientes), lo mismo debe hacerse cuando se realiza una experimentación, anotar todos los síntomas. (Comp. Órganon parágrafos 138, 139).


En contradicción las comunes y antiguas escuelas, examinan cada caso con el fin de establecer un diagnostico, para que el doctor le pueda decir al paciente, “cuál es el problema,” y si hablan de los efectos de alguna droga, preguntan: “Que enfermedades cura?” “¿Cual es el carácter de su generalidad patológica?”


El verdadero Hahnemanniano, examina cada caso para obtener tales síntomas que distinguen el caso de otros. El observa la estricta individualización, como un pintor de retratos, que quiere una fotografía de cada caso de enfermedad en particular.

Tales síntomas o grupos de síntomas que distinguen el caso ante él de otros, son los síntomas característicos que tiene como objetivo. Lo mismo en las experimentaciones, queremos lo característico de una medicina, (ejemplo) “dichos síntomas que la distinguen de las demás.”


Las reglas de Hahnemann se establecen, debemos de obtener todos los síntomas, particularmente esos que hasta ahora han sido pasados por alto, descuidados, no escuchados, o se han burlado, para obtener lo que por necesidad debemos saber. Es lo mismo con las experimentaciones de las drogas. Mediante la recopilación de todos y cada uno de los síntomas y particularmente los llamados “pequeños detalles” obtenemos los característicos.


Las antiguas escuelas comunes, están satisfechas con un carácter patológico general, por el cual los fármacos se dividen en clases, pero nunca podrán ser individualizados cada uno como una cosa en sí misma.


La primera regla de Hahnemann es, “Los característicos del caso deben ser semejantes a los característicos de la droga” (comparar Órganon parágrafo 153 y otros).

Esta regla también se ha expresado en los siguientes términos:


Los síntomas de un caso y los síntomas de un medicamento, no solo deben ser iguales, uno a uno, sino que en ambos, los mismos síntomas también deben ser de un rango similar. (Comparar Archiv. XI, 3 pagina 92). Por lo tanto es el rango, según el cual organizamos los síntomas obtenidos por el examen de un caso, ---- el rango, el valor, la importancia de los respectivos síntomas de una droga, que decide cuándo, que a menudo sucede, Varias drogas diferentes muestran aparentemente la misma similitud, es este rango el que decide en la selección.


Hahnemann, nos ha dado una segunda regla en sus Enfermedades crónicas. “Podemos adoptar su teoría psorica o no, pero si seguimos sus consejos prácticos establecidos en dicho trabajo, debemos de, en proporción, tener mucho más éxito, y nos veremos obligados al menos a adoptar todas las reglas practicas contenidas en dicha obra.”

La esencia de esta teoría, no es refutada por el descubrimiento del “acarus scabiei” ni por la “generatio aequivoca” o por “el contagio”, o por la propagación del “animalculae” o por ninguna cosa más, la quintaesencia de su doctrina es, el dar a todas las enfermedades crónicas (ejemplo) tal progreso;[1] de adentro hacia afuera, de las partes más esenciales de nuestro cuerpo a las menos esenciales, de los órganos centrales a la periferia, generalmente de arriba hacia abajo,-- dar en todos los casos preferentemente, tales drogas que son opuestas en su dirección o modo de actuar, tales que actúan, de adentro hacia afuera, desde arriba hacia abajo, de los órganos más esenciales a los menos esenciales, del cerebro y los nervios, hacia el exterior y hacia abajo, a la parte más exterior y más baja de todos los órganos, la piel. (Comparar, prefacio al tratamiento de las enfermedades crónicas, pagina 7 y siguientes).


La metafísica de nuestra ciencia nos dice, que todas las enfermedades producidas por las drogas, (paranosses) son en su esencia y linaje, opuestas a la masa entera epidémica, contagiosa, y otras enfermedades, todas las ultimas siendo originadas por una confluencia de causas, (synnoses).


La doctrina de Hahnemann del tratamiento de las enfermedades crónicas, incluye otra opuesta, a saber, La dirección opuesta en el desarrollo de cada caso de enfermedad crónica. Todas las drogas antipsoricas de Hahnemann, tienen esta peculiaridad como la más característica; la evolución de los efectos desde el interior hacia el exterior. Por lo tanto todos los síntomas que indican tal dirección en los casos desde afuera hacia adentro, y en las drogas lo contrario, de adentro hacia afuera, son del más alto rango, ellas dividen la elección.


Hahnemann nos da una tercera regla, que ha sido pasada por alto por todos los usuarios de las bajas diluciones, o es, al menos, nunca mencionada por ellos, y ha sido totalmente desatendida por los teorizadores de nuestra escuela; a pesar de que, sin esta tercera regla, el arte de curación homeopático sería el más imperfecto. Esta regla le permite al verdadero artista Hahnemanniano, no solo curar las enfermedades crónicas mas obstinadas, sino que también hacer un pronóstico certero, cuando se descarga un caso, si el paciente permanecerá curado, o si la enfermedad regresara, como un acreedor de medio-pago, a la primera oportunidad.

Hahnemann declara en su tratado, de las Enfermedades crónicas, Primera edición, pagina 228, segunda edición, pagina 168, traducción Americana, pagina 171: Los síntomas recientemente desarrollados son los primeros en desaparecer, los síntomas más antiguos desaparecen después. Aquí tenemos una de las observaciones generales de Hahnemann, que, como todas, es de gran valor, una clara, regla practica de inmensa importancia.

Parecerá muy natural para algunos, que los síntomas recientes se vayan primero, y los más antiguos después, eso es lo que debiera haberse observado por todos los médicos de todos los tiempos. Pero este no es el caso; no fue observado antes de Hahnemann, mucho menos declarado como regla antes.


Citaremos más adelante todas las consecuencias, de esta regla en sucesión pero primero repetiremos en otra forma.


Podemos expresar la regla arriba mencionada también por medio de las siguientes palabras:


En enfermedades de larga duración, donde los síntomas o grupos de síntomas han sobrevenido a los enfermos en un determinado orden, sucediendo uno a otro, añadiéndose otros, cada vez más, a los ya existentes, en tales casos, este orden debe invertirse durante la cura, el último debe desaparecer primero, y el primero al último.


Supongamos que un paciente ha experimentado los síntomas de los que el sufre en el siguiente orden; a, b, c, d, entonces para dejarlo, si la curación es perfecta y permanente, sería el siguiente orden; e, d, c, b, a, los síntomas últimos, tienen por lo tanto el rango más alto al decidir la elección del remedio.


Supongamos que un paciente se queja de síntomas nuevos, como a menudo sucede, durante el tratamiento de casos de larga data, particularmente si hemos elegido con gran cuidado una llamada medicina antipsorica, y la mejoría a, por supuesto, continuado sin interrupción, 4, 6, 8, semanas, después de lo cual la mejoría gradualmente cesa, se agota, y el paciente comienza de nuevo a quejarse un poco más.

En tales casos vamos a encontrar muy a menudo, si tomamos de nuevo una imagen precisa del nuevo estado de enfermedad, tal y como lo hicimos antes, que han aparecido varios síntomas nuevos. Podemos representarlos por la formula, a,b,c,d, han disminuido especialmente e,d,c, y ahora a, b, van en aumento de nuevo, incluso c, reaparece, d, e, se han ido, pero otro síntoma f, se ha añadido o “f, g.” Estos síntomas nuevos tienen siempre el rango más alto inclusive si aparentan no tener importancia.


Puede observarse que generalmente son tales que pueden encontrarse entre los síntomas del último remedio dado, por lo tanto la precaución aquí puede estar dentro de lugar, que después de un intervalo tan largo, o después de tal ganancia, como la desaparición de “d, e,” el mismo fármaco nunca será de mas beneficio, la gran contra indicación serán los síntomas nuevos. Otra medicina tiene que seleccionarse, y una que tenga especialmente “f” o, “f, g” como característico.


La influencia practica de estas tres reglas del rango prueba no solo tener, varias funciones, sino que su observancia se convierte en un signo característico de diferencia entre un homeópata pervertido y un verdadero Hahnemanniano, el primero cubrirá síntoma por síntoma, sin saber o hacer ninguna distinción, el segundo estará satisfecho con algunos pocos síntomas, como los distingue, (lo que él llama, el carácter científico y le permitirá ir sobre los pilares de la patología), el tercero observara las reglas y sanara a los enfermos como Hahnemann lo hacía. Por lo tanto vale la pena mirarlos de cerca, y dejarlos pasar ante nuestros ojos una vez más.


De acuerdo a la primera regla, debemos preguntar no solo por el asiento (sede) de los síntomas, preguntar sobre que órgano parece ser el centro de la acción patológica, sino también por las minucias en la localización, a pesar de, su completa indiferencia en la patología, (ejem) pequeñas inflamaciones en la punta de la nariz y lóbulo del oído pueden ayudar, para indicar “Nitrum” etc.


De acuerdo a esta regla, cuidadosamente vamos a notar, si cualquiera de estas sensaciones de un paciente están en un lado del cuerpo o en otro, si predominan en un lado, o si pasan de un lado al otro.


Más aun podemos preguntar por cada tipo de sensación con más precisión de la que es requerida si no, tenemos nada más para decidir que el carácter patológico; algunas sensaciones peculiares, pequeñeces en sí mismas, pueden ser de importancia en la elección de la medicina, inclusive si son inexplicables por la fisiología, o no descubiertas por la patología, (ejem) una sensación como si callera una gota de agua, puede ayudar a indicar Cannabis.

Debemos preguntar por las horas del día en que los síntomas del paciente parecen incrementarse, son mejorados, o desaparecen. Este es muy a menudo el único criterio por el que decidimos nuestra elección. Incluso las horas del día son a menudo una influencia decisiva (ejem) las horas después de la media noche una a tres, pueden servir para indicar Arsenicum, o Kali carbonicum; las horas en la tarde, de 4 a 7 en la noche, pueden ayudar a indicar Helleborus o Lycopodium, etc.


De igual forma toda función de nuestro cuerpo, dormir o despertar, comer, beber, caminar, levantarse, descanso o movimiento, etc., debe ser tomado en consideración en cuanto a que puedan ser una de las condiciones de agravación o mejoría de cualquiera de los síntomas de nuestra enfermedad.


De igual forma, todas las conexiones de síntomas siguiendo uno del otro, o alternando con uno y otro, si tienen una importancia patológica o no, son todos para nosotros del más alto rango, ayudados por ellos podemos distinguir un caso de otro, o una droga de otra. La primera regla, entonces es, que no solo los característicos deben ser semejantes, sino que también debe haber una similitud en su respectivo rango.


La segunda regla de Hahnemann introduce una especie de distinción entre las diferentes medicinas que han sido probadas y aplicadas, que gradualmente llevan a la adopción de un orden de rango entre ellas. Es una división similar a la de los llamados policrestos. Pero no es solo esto, la misma regla es también de gran influencia cuando concertamos los síntomas de la enfermedad.


Todos los síntomas de las afecciones internas, todos los síntomas de la mente o todas las acciones hacia el interior, son, de acuerdo a ello, de mucho más alto valor que los síntomas más molestos o destructivos de la superficie del cuerpo. Una disminución o mejoría de los síntomas externos, con un aumento de las molestias internas, incluso si estas últimas son de poca importancia, serán una indicación para nosotros de que nuestro paciente está empeorando, y tenemos que tratar de averiguar, de entre sus síntomas, el principal, para indicar otra medicina verdaderamente curativa.


Muy frecuentemente veremos, intentos infructuosos, como si fueran, de las acciones internas, de arrojar hacia afuera y llevar a la superficie lo que ataca al centro de la vida. Debemos tratar de ayudar a estos intentos, pero no por aplicaciones externas ni por una simple eliminación de lo que la enfermedad produce, y mucho menos por medicamentos solamente similares a los mismos síntomas externos; por el contrario debemos indagar principalmente por los síntomas ocultos internos, y compararlos con el mayor cuidado, para encontrar de entre nuestras medicinas la que corresponda exactamente a los síntomas subjetivos o internos y de preferencia de entre los antipsoricos, (ejem) ya que actúan más que los otros de adentro hacia afuera. Las principales características de los antipsoricos fueron obtenidas de los enfermos, y solo por el uso de potencias. Las drogas no pueden manifestar estas características tan importantes a excepción de las altas potencias, y con las personas más sensibles.


Los usos de la tercera regla de Hahnemann[2] son los siguientes:


1. Durante el examen del enfermo, debemos preguntar tanto como sea posible, en qué orden, de acuerdo a tiempo, los diferentes síntomas hicieron su primera aparición.


2. Después de tal, cuidadoso y completo examen, de un caso, debemos organizar nuestra colección de síntomas de acuerdo a su valor, es decir su importancia como indicadores, y debemos de traer los que aparecieron más tarde al primer plano, por supuesto que sin dejar de lado los otros, e incluso los más antiguos. Más aun debemos compararlos cuando seleccionamos una medicina, y encontrar si, el que va a elegirse tiene una similitud característica, particularmente con los síntomas que aparecieron al último.


3. Si el paciente, había sido medicado por la vieja escuela, debemos dirigir nuestros antídotos principalmente a los medicamentos dados últimamente (por ejemplo) contra el abuso de alcohol o sustancias aromáticas, NUX VOMICA, contra el té, PULSATILLA o THUJA, contra la quinina, PULSATILLA etc., contra el iodo, y ioduro de potasio, HEPAR S C. contra la formación de ampollas, CAMPHOR, contra la cauterización con nitrato de plata, NATRUM MUR, contra el sangrado, la purga, o perdidas de sangre, CINCHONA, contra daños mecánicos por estiramiento, RHUS, por contusión, ARNICA, etc. etc. Contra el cloroformo HYOSCYAMUS, etc.


4. En todo caso crónico, después de una medicina bien elegida que ha tenido tiempo para mejorar el caso, y deja de hacer bien, tenemos que hacer un nuevo examen para obtener una nueva imagen completa del nuevo estado de enfermedad, debemos preguntar de nuevo particularmente después de la aparición de síntomas nuevos. Como podemos encontrarnos en casi todo caso cuidadosamente observado, que los síntomas nuevos corresponden a la ultima medicina aplicada, y como sabemos, una repetición de la misma medicina solo agravara, sin dar alivio, particularmente si las características generales (ejem) con respecto a hora del día, lados del cuerpo, u otras localidades han cambiado, o si otras condiciones generales han sido alteradas; la nueva medicina debe ser elegida con respecto a dichos síntomas nuevos, considerándolos como los mas indicativos o de alto rango.


5. Si hemos tenido éxito en la restauración de un caso crónico de larga data, y los síntomas han desaparecido en el orden inverso al de su aparición, podemos despachar el caso con plena confianza como curado, sin tener el peligro de regresar de nuevo, si no es así, debemos de decirle al paciente, aunque él, este satisfecho con la curación parcial, que puede enfermar otra vez.


Como un apéndice a las tres reglas de Hahnemann, otra con lo que respecta a los lados del cuerpo puede mencionarse aquí, y si esta nueva regla es lo suficientemente corroborada y sostenida por futuras observaciones podría ayudar en algunos casos de gran importancia.


Esta regla es la siguiente: toda afección que corre de un lado del cuerpo a otro es más efectivamente vencida por tales medicinas que pueden causar o producir la misma afección similar, pero en la dirección opuesta. Parece corresponder a la última de las reglas dadas anteriormente, pero se ha descubierto que es totalmente independiente de ella. Por lo que es mejor darla a la profesión de una forma genética, y en un comunicado separado que aparecerá en nuestro siguiente numero…….


Constantine Hering M. D.

[1] Nota del traductor; Nótese que Hering solo expone lo que Hahnemann ya había citado en Enfermedades crónicas, y le llama reglas de Hahnemann, André Saine, homeópata contemporáneo afirma no haber encontrado nada haciendo alusión a las mal llamadas “leyes de Hering” en la literatura anterior a Kent, el mal termino parece haberlo empleado James Tyler Kent. Para más información al respecto ver artículo de André Saine, Hering's Law: Law, Rule or Dogma?

[2] Hering hace alusión a REGLA de Hahnemann, nunca las llama LEYES.

401 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

コメント


bottom of page