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Prefacio.
A los varios volúmenes de Guiding symptoms of our materia medica, por Constantine Hering.
Este trabajo se encomendara especialmente al médico ocupado, porque es un intento de dar nuestra materia medica de tal forma que haga la selección de la medicina curativa en cualquier caso lo más fácil posible. Es un complemento a los otros trabajos sobre nuestra materia médica, siendo principalmente una colección de “síntomas curados.” Podríamos llenar páginas enteras con citas de nuestros más grandes profesionales a favor de su uso en la selección de los remedios. Un solo síntoma curado, nunca ha tenido tal valor intrínseco como uno producido y curado, sin embargo, tal no debe ser ignorado; en el curso del tiempo se puede añadir a los característicos. Por supuesto que todos los característicos se encuentran aquí, y muchos otros síntomas producidos y curados, que una futura mayor experiencia nos garantizara el marcar en grado, hasta que alcancen el grado que denominamos como característico.
Como tantos puntos de vista peculiares, se han expresado en relación a lo que se entiende por característico; unas cuantas palabras sobre el tema no estarán fuera de lugar. Algunos de nuestros mejores observadores han sido objeto de burla por los que serian “críticos,” como si fueran culpables de fabricar característicos. Esto, por supuesto, prueba que tienen un conocimiento deficiente del Organon. Veamos que nos dice Hahnemann en su consejo magistral de cómo examinar a los enfermos.
Parágrafo 95
La investigación en las enfermedades crónicas de los signos arriba mencionados, y de todos los demás, debe llevarse a cabo tan cuidadosa y circunstancialmente como sea posible y deben atenderse las peculiaridades más minuciosas; por una parte, porque en estas enfermedades son lo más característico y se asemejan menos a los de las enfermedades agudas, y si debe realizarse una curación deben anotarse exactamente; y por otra, porque los enfermos están tan habituados a sus largos sufrimientos que prestan muy poca o ninguna atención a los pequeños síntomas accesorios que son frecuentemente muy fecundos en significación (característicos) -a menudo muy útiles para determinar la elección del remedio- y los miran casi como una parte necesaria de su condición, casi como la salud, habiendo olvidado la sensación real de ellos en quince o veinte años de sufrimientos, y difícilmente llegan a creer que estos síntomas accesorios, estas grandes o pequeñas desviaciones del estado de salud, puedan tener alguna conexión con su enfermedad principal.
Parágrafo 101
Un medico acostumbrado a la exacta observación puede aproximarse a la verdadera condición de una epidemia tan cercanamente que estará capacitado para construir una imagen característica de la misma, e incluso para descubrir el remedio homeopático apropiado.
Parágrafo 102
Al escribir los síntomas de varios casos de esta índole, el diseño del cuadro de la enfermedad gradualmente se hará mas completo; sin ampliarse por frases adicionales, será más estrechamente definido, (más característico) y abrazara mas de las peculiaridades de este tipo de enfermedades colectivas. Por una parte, los síntomas generales (p. ej. pérdida del apetito, insomnio, etc.) quedan perfectamente definidos en cuanto a sus peculiaridades y por otra, los síntomas más notables y especiales que son peculiares a pocas enfermedades y de aparición más rara, al menos en la misma combinación, se hacen prominentes y constituyen lo que es característico de la epidemia.
Parágrafo 104
Cuando todos los síntomas prominentes y característicos que forman en conjunto una imagen de la enfermedad, se han anotado cuidadosamente, se habrá hecho la parte más difícil del trabajo.
Parágrafo 153
En esta búsqueda de un remedio homeopático específico, es decir, en esta comparación de los síntomas colectivos de la enfermedad natural con la lista de síntomas de los medicamentos conocidos, a fin de encontrar entre estos un agente morbífico artificial que corresponda por semejanza a la enfermedad que hay de curar, debemos tener en cuente principal y únicamente los signos y síntomas del caso patológico, más notables, singulares, extraordinarios y peculiares (característicos); porque estos son principalmente los que deben corresponder con los muy semejantes en la lista del medicamento elegido, para que éste constituya el más apropiado para realizar la curación. Los síntomas más generales e indefinidos, como la pérdida del apetito, cefalalgia, debilidad, sueño inquieto, malestar general, etc., merecen poca atención cuando presentan este carácter vago e indefinido y si no pueden describirse con más exactitud, pues en casi todas las enfermedades y en casi todas las drogas se observan síntomas de la misma naturaleza general.
En los parágrafos, 164, 165, y 178, casi lo mismo se repite.
Para el beneficio de todos los que han tenido la oportunidad de comparar la primera edición del maestro de 1810, citamos los parágrafos y las paginas en donde uso la palabra característico, parágrafo 74, 73, y explicado con más detalle parágrafo, 129, 108, 135, página 114, parágrafo 152, 122, 168, página 132, parágrafo 183 pagina 151.
Cada palabra que figura en su consejo magistral; como examinar a los enfermos fue nueva y sin precedente en la historia de la ciencia médica.
De acuerdo al práctico consejo de Hahnemann, nos hemos esforzado por encontrar los característicos de nuestras drogas.
¿Cuales son las formas que nuestra escuela ha seguido? La primera es, permitimos la posibilidad de que los síntomas siguen cuando una droga se toma en estado de salud, y que estos síntomas son producidos conjuntamente por la droga y el experimentador.
“¿Acaso podría la corteza de Cinchona producir sensaciones y alteraciones en mi, si la tomo en estado de salud?” Esta fue la cuestión que indujo a Hahnemann a realizar su primera experimentación, en 1790. La respuesta fue; presento un grupo de síntomas exactamente tal como los había sentido cuando tubo fiebre intermitente, 20 años antes, en Siebenbürgen. ¿Estuvo satisfecho con esta observación? POR SUPUESTO QUE NO. El repitió su experimento, y lo repitió varias veces, con el mismo resultado. “Lo deje de tomar y me mejore” dijo él.
A través de todo, vemos los finos resultados de las lecciones dadas a Hahnemann por su padre cuando niño.
Su primer paso, ya refuto las calumnias que se lanzaron posteriormente a nuestra escuela, que se baso en la conclusión Post hoc, ergo proper hoc. Si los mismos síntomas o similares, aparecieron en la experimentación de una droga en una persona sana, se considera que han sido probablemente causados por ella, y mientras que más a menudo los síntomas aparecen en las experimentaciones, mayor es la probabilidad. Cuan ansiosamente los primeros constructores de nuestra materia médica buscaban en la impresión de las experimentaciones, con el fin de comparar sus síntomas con los síntomas de otros, ¡derivando regocijo con cada confirmación!
El siguiente paso fue buscar confirmaciones fisiológicas y patológicas. Pero todo esto solo se considero como una forma de magnificar la probabilidad.
El siguiente paso era dar la droga al enfermo, de acuerdo a los síntomas que había producido en la persona sana y las curaciones hechas fueron las verificaciones.
Finalmente obtuvimos los característicos, los frutos maduros colgando del árbol.
Nunca hemos seleccionado el remedio, de acuerdo con las vagas generalizaciones de moda en muchos, consideradas más científicas. Nunca caminamos sobre zancos patológicos, sino que siempre tomamos el síntoma como una realidad, por un lado observado por el experimentador y por el otro lado observado por el enfermo.
Frases de “grandes puntos de partida” y “centros de acción en los centros nerviosos ganglionares,” son caprichos de apariencia científica que cada principiante puede fabricar de acuerdo a la última moda.
La definición de un característico, siendo; “Un síntoma que no se encuentra en más de un remedio” ES ABSOLUTAMENTE ERRONEA.
Tal único, que ocurre en un gran conjunto de síntomas debe ser visto con sospecha. Por el contrario, todos nuestros más aprobados característicos, ya que han sido corroborados una y otra vez, nunca son los que se encuentran en un solo medicamento.
Hace muchos años, para el beneficio de los estudiantes en Allentown, el siguiente pequeño esquema se escribía en el pizarrón en las conferencias sobre materia medica.
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ESPECTRUM de los síntomas característicos.
Los característicos se pueden encontrar en uno o más de estos. Tres puntos de descanso de acuerdo a las matemáticas, son suficientes para soportar cualquier objeto. Se debe suponer que tres características pueden ser suficientes para hacer una probable curación. Todos los llamados dinámicos se han omitido en esta obra. Así, las diversas aplicaciones de calor y frio, el tratamiento con aguas, las dos electricidades, la luz y el uso de colores, especialmente la luz azul tan indispensable, magnetismo, (el trabajo de muchos años de nuestro maestro) el contacto con metales, (últimamente tomado de nuevo por la vieja escuela) el mesmerismo muy valioso, y la cura por el movimiento, no como si uno pudiera ser medico sin ellos, sino porque se deben de mencionar en un trabajo diferente. Así como también todas las fuentes medicinales se han dejado atrás por la misma razón. Algunos medicamentos no encontraron lugar en este trabajo debido a falta de veracidad en sus curaciones.
Muy poca atención se ha prestado a los llamados “Críticos” recordando la “razzia” de Roth en París, que no tenía otra intención mas que destruir nuestra materia medica, al atacar por medio de las razones más triviales, síntomas por miles. Como un Don quijote, que estaba luchando con molinos de viento, y fue no sin un Sancho panza, que escribió un tratado para mostrar que las citas de Hahnemann de Dulcamara, eran erróneas, y que no teníamos derecho en darlo en síntomas resultado de la exposición al frió. El pobre critico no savia que apenas y había un practicante en la homeopatía que no hubiera hecho tales curaciones.
Constantine Hering.
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