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Crup curada por los polvos de Boenninghausen.

Foto del escritor: Fank Nava Fank Nava

Por. Carroll Dunham M D.



La noche del 23 de Enero, recibí un mensaje con efecto de que un niño pequeño de 18 meses, regordete y saludable, padecía una ligera fiebre y algo de ronquera. Fui solicitado para enviarle medicina, le envié un polvo de ACONITUM 12 advirtiéndole al mensajero que la crup se mostraba amenazante y solicitando se me enviara a los primeros indicios de la enfermedad. La mañana siguiente me dijeron que el niño de ninguna manera se encontraba mucho mejor y se me pidió visitarlo durante el transcurso del día. Acudí inmediatamente.


Tan pronto como se abrió la puerta de la sala escuche el sonido de la respiración ronca del pequeño que se encontraba en el segundo piso, que encontré sentado en su cuna, con una expresión de gran angustia respirando con un ritmo de 35 por minuto y con gran trabajo.


Había muy poca tos, ocasionalmente, con un esfuerzo que resultaba en un ladrido ronco y seco, pero que fue suprimido de inmediato al parecer por qué interfería con la respiración.


El rostro estaba erecto y de una tonalidad purpura. Las manos se aplicaban con frecuencia convulsivamente a la laringe, pero generalmente el pequeño se encontraba quieto, mirando con atractivos ojos al transeúnte por ayuda. La piel se encontraba caliente y seca a excepción de la frente, que se encontraba húmeda y fresca, pulso duro, no lleno 130.

Al decirle a la madre; “El pequeño está sumamente enfermo” me dijo;

“A estado tan mal si no es que peor durante toda la noche.”

Había vomitado una vez, como una hora antes de mi llegada, arrojando un pequeño pedazo de membrana dura.

“Aquí había un caso de crup membranoso de gran severidad.”


Que había estado en su plenitud por al menos 12 horas antes de que yo hubiera sido llamado en el cual la cara purpura y el aspecto cansado del pequeño mostraban que el poder de la vida ya comenzaba a fallar bajo la descarbonisacion imperfecta de la sangre.


Considerando la gravedad del caso y el tiempo de duración que había transcurrido antes de que iniciara el tratamiento, dude en dar los polvos recomendados por Boenninghausen, y di de una vez Bromine, a la primera centesimal en agua, una cucharada de las de té, de la solución cada 15 minutos.


Al cabo de dos horas, el pequeño de ninguna manera se encontraba mejor; el pulso era más débil y más frecuente, no había ningún alivio ni siquiera por un instante del carácter forzado de la respiración que ahora contaba ya en 40 por minuto. Administre Hepar Sulphur 2da trituración alternativamente con el bromium, y al cabo de dos horas no se observaba cambio a mejor, la enfermedad avanzaba de manera constante como parecía, hacia un desenlace fatal.

Ya había llegado a un punto en el que ya había visto a ambos Guersant y Trousseau en el “Enfans malades” negándose a realizar traqueotomía debido a que la enfermedad había, por su larga duración impedido la oxigenación de la sangre y consecuentemente la renovación de tejidos tanto que un resultado favorable no se podía esperar.


Decidí ahora dar los polvos de Boenninghausen, esperando, por consiguiente, una media hora desde el momento en que se dio la pasada dosis de Hepar Sulphur.


Di un polvo de ACONITUM 200, a seguirse a intervalos de media hora por HEPAR SULPHUR 200 y después SPONGIA 200 y esta serie se repite (el método indicado en una nota al pie de página de mi traducción del artículo de Boenninghausen).

Ahora eran ya las 5pm, una hora del día que por lo general el crup comienza a agravarse. A las 7 el pequeño se encontraba enormemente aliviado, respiración 30 por minuto mucho menos difícil, el sonido más suave, tos bastante más frecuente y algo floja en el sonido.


Deje una segunda serie de los polvos a ser tomados en intervalos de una hora. El pequeño dormía a las 11pm, y a intervalos durante la noche, a la mañana siguiente se encontraba mucho mejor tanto que parecía innecesario dar más medicina, aunque deje una serie de polvos para ser dados en caso de una recaída. No se le dieron. Sin embargo, el pequeño se recupero rápidamente sin recidiva ni secuelas de ningún tipo, al quinto día se encontraba tan bien como de costumbre.


Este fue sin duda el caso más grave de Crup que he visto recuperarse en este o en cualquier país. A juzgar por mi experiencia con Bromie y Hepar en otros casos, no tengo ninguna duda al decir que, actúan más evidente y rápidamente de lo que parecían hacer en este caso. Nada podía esperarse de ellos.

En el crup si actúan de forma beneficiosa, lo hacen rápidamente.


Por lo tanto parece imposible atribuir la recuperación de este niño en cualquier grado a estos remedios o de negar la acción curativa de los polvos de Boenninghausen.

Carroll Dunham MD.

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