Por. T. F. Allen
(North American Journal of Homeopathy Vol. 6 Numero, 8, Agosto 1891, paginas 537-539)
Presentado al congreso internacional homeopático en Atlantic city, Junio 1891)
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La necesidad de una pronta referencia a nuestra Materia Medica ha aumentado al mismo ritmo que con el crecimiento de su sintomatología y no ha sido totalmente satisfecha, aunque numerosos intentos se han hecho para organizar un repertorio o clasificación que se adapte a las nociones de los diferentes individuos.
Con el fin de llegar a una clara comprensión de los métodos a seguir, podemos breve y provechosamente considerar lo que se requiere por el terapeuta que desea acogerse al gran depósito de información acogida en las diferentes “experimentaciones” y casos de envenenamiento, con el propósito de la práctica de la homeopatía.
La dificultad de utilizar fácilmente este valioso material constantemente disuade a los médicos de practicar la homeopatía, es de gran importancia, que un método factible para indexar nuestro material sea adoptado.
Dos líneas deben ser seguidas por el médico exitoso;
Una, la búsqueda en la Materia Medica Pura;
La otra, la búsqueda de la verificación de sus síntomas en la práctica, que incluye una revisión de la experiencia clínica de todos los homeópatas.
En cuanto a la Materia Medica Pura:
La homeopatía requiere una comparación de los síntomas del paciente con aquellos de remedios que han producido síntomas similares a los del paciente. Y la administración de esa droga única que exhibe el mayor numero de síntomas similares, o si no el mayor
numero, todavía un número de síntomas que pesen a razón de haber sido verificados previamente en la práctica.
Estaría fuera de lugar en este momento, el discutir el valor relativo de los síntomas, pero no parece haber duda de que la experiencia clínica con síntomas influye en gran medida a cada uno de nosotros en la selección de un remedio. Y seguirá haciéndolo.
Una apelación a la experiencia está destinada a ser definitiva en cuanto al valor de los síntomas, y esto debe tenerse en cuenta. De nuevo, en cuanto a la Materia Medica Pura, es evidente para cada estudiante crítico de nuestra sintomatología que síntomas numerosos han sido considerados como auténticos efectos de las drogas que no pueden ser aceptados como tales.
Estos síntomas ilusorios continuaran arrastrándose en nuestras experimentaciones, no caerán, no pueden ser eliminados, son los resultados naturales de la experimentación de las drogas, y deben ser indexados así como registrados.
Estos síntomas no son solo el resultado de las drogas, o diluciones de mal gusto, sino más aun, el resultado de sustancias probadas. No nos podemos permitir en el presente, el tamizar síntomas aislados y así eliminar muchos valiosos con algunos de escaso valor; ambos deben permanecer para ser probados por la experiencia, o hasta que nuestras patogenesias hayan agotado totalmente sus posibilidades por largas series de experimentaciones.
Una vez más, en lo que respecta a nuestra Materia Medica Pura, es verdad que pocas de nuestras patogenesias se puede decir que son completas, sobre todo porque muy pocos experimentadores han observado y registrado sus síntomas adecuadamente.
(Me resulta imposible el evitar el interrogatorio mas de cerca de cada uno de los experimentadores en mí laboratorio de farmacodinamia experimental dudo en aceptar los informes que no son presentados en intervalos cortos, en persona, por los experimentadores).
Boenninghausen verdaderamente ha dicho en este sentido;
(Los registros de síntomas incompletos así como defectuosos) estamos obligados a complementar algunos síntomas con otros, e incluso, completar la sintomatología “Pura” por medio de la experiencia clínica.
Bastante se ha dicho para demostrar, que más que un simple índice a los síntomas de nuestra materia Medica, se requiere. Ciertamente se requiere un índice, y el método de construcción es asunto de opiniones variadas.
Mi propia experiencia me lleva a aconsejar, un arregló de todos los síntomas, sin abreviaturas esenciales, bajo varios encabezados anatómicos. Es muy poco importante considerar el tamaño de la obra.
Será consultado solo en la biblioteca, y puede ser emitido en partes o volúmenes, que pueden ser referidos como se quiera.
Dos grandes principios operan en la construcción de dicha obra, es decir; el acomodo por regiones, y el acomodo por sensaciones.1 Yo escogería una combinación de ambas. A menudo me parece que una sensación dominante puede ser seleccionada como una clave al remedio, incluso si no ha sido observada por ningún experimentador en la parte especifica referida por el paciente; sin embargo, me imagino que la mayoría de los prescriptores, se limitan a la localización, en primera instancia, y al no encontrar la sensación exacta requerida, buscan una análoga. Otro punto que es perdido de vista casi inevitablemente, ya sea en el acomodo por localización o sensación es la modalidad. A esto he aprendido considerarlo de primera importancia y si una condición definitiva de cualquier tipo corre a través de los síntomas del paciente, me atengo a eso y hago lo mejor que puedo con el resto.
En conclusión de las premisas que he formulado:
En primer lugar, la imperfección del registro,
Segundo, la necesidad de la comprobación clínica, tercero, la dificultad en el arreglo, y cuarto a la que puedo agregar (como advertencia más importante) que cualquier tipo de índice o repertorio no es para ser utilizado como un sustituto, o en lugar de, los registros originales, sino solo como una referencia. Yo considero que de todos los planes que alguna vez han sido adoptados, el de Boenninghausen es el mejor. Consiste esencialmente en considerar todos los síntomas para constituirlos en 3 elementos, denominados, localización, sensación, y condición.2 En mi trabajo diario, estoy en la constante búsqueda del conocimiento de una condición de agravación o mejoría. La encuentro en un instante, y en tanto mis ojos la ven sobre la lista de remedios, uno o dos me impresionan e investigo en la materia médica para confirmar; o, cambio hacia una localización, sensación ó trato de combinar los tres, y estudiar una droga o drogas encontradas en cada grado.
La objeción es que uno constantemente hace nuevas combinaciones, y esto debe ser compensado por el hecho de que los pacientes también están dándonos nuevas combinaciones constantemente, y nuestras experimentaciones son tan limitadas que el SIMILLIMUM no puede ser encontrado en muchos casos, quizás no en la mayoría de los casos.
La principal discusión depende (según mi opinión) en la posibilidad de tomar los tres elementos de toda la sintomatología (fuera de las variaciones de la función) y agrupar las drogas en virtud a ellos, y después para su uso re-agrupar, una sintomatología que corresponda a la del paciente.
Este método es simple, compacto, y ha, me veo obligado a decir, resistido la prueba de una gran experiencia. He acabado con cuatro encuadernaciones del libro de Boenninghausen pocket book, comprado en 1861 y siempre lo he encontrado conveniente y confiable, no podría trabajar sin él, pero existe la frecuente necesidad de referirse a un síntoma particular como unidad y para tal referencia uno debe de tener en su biblioteca un buen libro de referencia a la sintomatología.
Ninguna publicación hasta ahora, es plenamente satisfactoria, aunque el plan esbozado arriba parece factible. En dicha obra la patogenesia pura debe ser distinguida de los síntomas clínicos, para que cada persona pueda juzgar por sí misma el valor de referencia.
1 Por sensación se quiere decir aquí “padecimiento” (ambos síntomas Objetivos y subjetivos).
2 Por condición damos a entender condición de agravación o mejoría.
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