Explicación de los principios de la homeopatía.
Por: Adolph Lippe, M. D. Filadelfia.
"The Organon Journal"
A Quaterly Anglo-American Journal of Homeopathic Medicine and Progresive Collateral Science.
Abril, 1879, Vol II
(Este artículo fue leído ante la sociedad médico homeopática de Filadelfia en octubre 10, 1878).
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No puede haber mejor explicación de los principios de la homeopatía que la relación que existe con el éxito de su aplicación práctica.
Los principios de la homeopatía emanan del fundador del arte de la curación y pueden expresarse mejor como consistentes en la ley de los semejantes, el remedio único y la dosis mínima.
Por lo tanto, primero aplicamos la ley de los semejantes. Es nuestro deber mostrar en este simple caso, que nos hemos de permitir relatar, como es que mejor podemos aplicar esta ley, es obvio que debemos aceptar esta ley como una ley universal para guiarnos en nuestra terapéutica, si es que deseamos ser homeópatas consistentes.
No puede haber nunca ninguna ley auxiliar o suplementaria, descubierta o reconocible, pero habrá definiciones explicativas descubiertas y descubribles de esta ley, así como aplicaciones explicativas de esta ley.
Y una de estas definiciones explicativas es esta:
Que los síntomas más importantes y característicos en un caso dado de enfermedad no son necesariamente síntomas que pertenecen a la forma de la enfermedad, que debe ser tratada como síntomas que pertenecen característicamente al individuo que padece una forma conocida de enfermedad.
Para estos síntomas característicos pertenecientes a la individualidad del enfermo es que debemos encontrar el remedio similar si es que queremos aplicar la ley de los semejantes inteligentemente.
Ya que debemos individualizar, es obvio que los síntomas peculiarmente desarrollados a través de la individualidad de la persona que sufre de alguna enfermedad son por mucho, los síntomas más importantes para los cuales buscamos un remedio similar, mientras que sí, generalizáramos sería suficiente buscar para la forma y el nombre de la enfermedad que la persona sufre, incluso, si esto fuera posible en cada caso de enfermedad; deberíamos entonces aplicar un remedio capaz de producir una condición similar a esa forma de enfermedad.
Pero ya que cada persona es diferentemente afectada por una enfermedad, cada persona tiene diferencias en su forma y constitución, tal tratamiento general seria insuficiente para curar incluso una minoría de casos.
Y ahora para ilustrar.
El 1ro de agosto de 1878, el, Dr. C. C: Smith me pidió esperar con el, uno de sus pacientes.
La señorita W., 50 años de edad, corpulenta, residente de Nueva York, que ha estado muy enferma desde el ultimo abril.
Ella había estado sufriendo de ataques de fiebre intermitente, así como por el tratamiento científico. Chinninum sulphuricum, Ferrum, e incluso masa azul habían sido administrados por los más prominentes médicos alópatas de Nueva York.
Los ataques de escalofríos y fiebre habían sido suprimidos cada vez, pero siempre regresaban de nuevo, ya sea pronto o más tarde, siempre con la adición de nuevos tormentos. La debilidad e inquietud nocturna eran tan grandes cuando llego que el Dr. S, tubo que administrarle Arsenicum en potencia alta, que la alivio mucho, pero trajo de nuevo los viejos ataques suprimidos de fiebres y escalofríos. La etapa de frió vino en la mañana a días alternos y cada vez a una hora más temprana; nunca fue un escalofrió como tal; ella tenía que beber antes y durante esta etapa de frió; que duraba tres horas, vomitaba después de beber, VOMITO MUCHA BILIS (vómitos amargos); los músculos de la parte superior del cuerpo le dolían demasiado, se agravaba durante la etapa de frió, que esta era seguida por un intenso calor, con transpiración profusa, la etapa de calor continuo de 6 a 8 horas, la sed continuo.
Durante el ataque ella estaría cálidamente cubierta, y después la transpiración profusa, sin calor, continuaba mientras dormía toda la noche.
La debilidad era tan grande, incluso cuando no tenia fiebre. El hígado estaba muy agrandado y muy sensible al tacto. Las secreciones urinarias eran extremadamente escasas y la pequeña cantidad que pasaba era turbia y de un olor ofensivo, no había tenido apetito desde hace un buen tiempo. Ella recibió Eupatorium Perfoliatum 50 M (Fincke), disuelto en medio baso de agua, cada dos horas una cucharadita durante la apirexia por 12 horas.
El siguiente ataque fue más severo que el previo; todos los síntomas se encontraban más severos, pero tuvo una micción de orina limpia. No mas medicina. El siguiente ataque fue muy leve y solo duro un corto tiempo; las secreciones urinarias continuaron profusamente; no más ataques de fiebre y transpiración, con aumento de apetito, así como de fuerza, hasta que tubo otro ligero ataque 14 días después del último. Una sola dosis de Eupatorium Perfoliatum fue administrada para finalizar. Desde entonces hasta ahora, no ha tenido ningún ataque de escalofríos o fiebre, su estado de salud general esta bien; en su hígado no hay mas señales de hipertrofia.
COMENTARIOS: el tratamiento ordinario empleado para la curación de este caso de fiebre intermitente, fracaso en curar, como es de costumbre y solo logro quebrantar una buena previa constitución.
Arsenicum que fue claramente indicado, no simplemente removió los síntomas presentes, sino que asistió los poderes vitales para desarrollar de nueva cuenta el desorden original.
Ahora teníamos frente a nosotros un claro caso de fiebre intermitente y nos encaminamos a buscar el remedio similar.
Estaban presentes no como siempre, tres diferentes estadios de la fiebre; primero escalofrió, después calor seguido de transpiración, pero solo en dos etapas un escalofrió no desarrollado, simplemente un temblor, seguido de calor intenso, con transpiración.
No había remedio en las "Fiebres" o en los otros repertorios con temblores seguidos de calor y transpiración.
Escalofrió seguido de calor con transpiración, esto lo encontramos en un numero muy grande de medicinas, pero ninguno de ellos tiene el síntoma característico del paciente SED ANTES DEL ESCALOFRIÓ QUE CONTINUA DURANTE EL PAROXISMO y el angustiante VOMITO NO SOLO DEL AGUA QUE HABÍA BEBIDO, SINO EL VOMITO AMARGO (VOMITO DE BILIS).
El único remedio que corresponde a estos síntomas característicos, así como a la transpiración profusa y secreciones urinarias suprimidas, es Eupatorium Perfoliatum.
Consultando la traducción del excelente ensayo sobre fiebres intermitentes de Boenninghausen, no encontramos allí bajo los síntomas de Eupatorium añadido por el traductor, estos síntomas característicos, a excepción de la sed antes del escalofrió.
Consultando las primeras experimentaciones de Eupatorium publicadas en 1846 en “The transactions of the American Institute” encontramos los síntomas que nos guiaron en la curación de la fiebre intermitente por Eupatorium; vomito de bilis; vomito después de cada que bebe agua.
El traductor del trabajo de Boenninghausen nos da los síntomas vagos; "Durante el escalofrió un numero de síntomas gástricos o llamados síntomas biliosos.” Este síntoma vago implicaría los vómitos biliosos, pero no lo expresa claramente.
En todos los otros trabajos sobre materia médica encontramos el vómitos amargos – vómitos de bilis, un síntoma muy característico, tan característico como es el vomito durante la fiebre bajo Lycopodium.
El siguiente paroxismo tras la administración de Eupatorium fue tan severo como no había sido antes; pero hubo un signo inquietante que aparentaba que Eupatorium había tenido efecto y que había asistido a los poderes del organismo para librarse de la enfermedad y restaurar la salud del paciente y este fue la SECRECIÓN AUMENTADA DE ORINA LIMPIA.
La agravación del paroxismo por lo tanto no debía considerarse como la indicación del progreso de la enfermedad o el llamado a un remedio más similar.
La pregunta aun queda sin responder; si es que estas aparentes agravaciones son en realidad el resultado de una sobre dosis de la medicina, cuando no es necesaria en muchos casos o una indicación de que una mejoría debe venir inmediatamente después de que apareció tal agravación. Cuando otros síntomas conectados con el desorden cambien favorablemente, como en este caso, que los riñones asumen su función después de estar suspendidos por algún tiempo, que no hay duda del gran daño a todo el organismo, -- cuando tan importante función se ha restaurado, es seguro esperar una mejoría de la condición del enfermo.
Esto sucedió como estaba completamente previsto, en este caso y no fue necesario administrar otra dosis, incluso del mismo remedio, hasta que la dosis que ya se había administrado terminara su acción y hasta que este evento se haya hecho evidente por el hecho de que la mejoría no solo haya cesado, sino que una reanudación de los temblores y la fiebre leve se haya presentado.
La completa recuperación del paciente fue la mejor evidencia de la correcta aplicación de los principios de la homeopatía.
La supresión de las secreciones urinarias y el vomito amargo con la hipertrofia del hígado, así como la sed antes del escalofrió (todos los síntomas no necesariamente pertenecientes a la fiebre intermitente), fueron nuestras guías por los cuales encontramos el remedio similar, que fue administrado solo y en una dosis mínima.
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