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Un reproche. —Olfacción de las Medicinas.

Foto del escritor: Fank Nava Fank Nava

Allgemeine homoeopathische Zeitung, Vol. XII. P. 359.





Entre las difamaciones sin motivo al fundador de la escuela homeopática, las cuales, leemos en el Hygea, esta un ataque por el Dr. Griesselich, se encuentra en el tercer volumen (pp. 256 y 257) titulado “Contribución a la Historia de la olfacción de las Medicinas”.


Él, protesta allí contra la autoría del descubrimiento, como lo indico Hahnemann, que la olfacción de la alta potencia de MERCURIUS puede inclinar a la fuerza vital que ha enfermado por el abuso de SULPHUR, con el fin de admitir de nuevo un efecto benéfico de SULPHUR sobre ella. No solo esto, él dice, en conclusión:



“Yo estuve con Hahnemann en los últimos días de Abril 1832, y el prólogo aludido está fechado solo unos pocos días después, fue lo más sorprendente, así como imposible que él tuviera el tiempo en estos pocos días de verificar mi gran descubrimiento”.



Poco hay que decir en contra de esta declaración aquí establecida, y no cabe la menor duda de que el Dr. Griesselich tiene todo el derecho de declinar el honor de este descubrimiento, puesto que tengo la seguridad por parte de hombres acreditables, cuyos nombres si es necesario, puedo dar, que él se debe muy poco a la práctica, que es tan difícil en Karlruhe encontrar su lugar de residencia, por lo que él debe dedicar su tiempo especialmente a estudios teóricos.



Pero a fin de presentar la historia bajo su verdadera Luz, debo añadir lo siguiente, y me siento llamado a la verdad, que por mí mismo soy capaz de indicar las circunstancias exactas, aunque estoy totalmente decidido a no responder cualquier ataque hecho sobre mi persona.



Las observaciones formuladas en el apéndice del prefacio a la carta de Hahnemann de Agosto, 1832 (siguiente p. 24), que esta es la tercera cuestión insertada y que era imposible para él, comunicar al mundo nada de lo que no estuviera convencido, una persona imparcial mantendría la suposición de que la olfacción de MERCURIUS para la curación del abuso por SULPHUR fue una de las cuestiones introducidas más tarde. Y que este es realmente el caso, por el que el autor de este articulo puede probar por los documentos originales que se han preservado; y esto es en realidad el segundo punto insertado, enviado por Hahnemann en junio 15, 1832.



En el prefacio fechado mayo 6, 1832, todavía no existe ni una silaba sobre la olfacción de MERCURIUS ni en la primera cuestión insertada, que habla del uso de SULPHUR en pacientes Psoricos sufriendo de fiebres intermitentes la cual está fechada en mayo 28. No antes de junio 15, 1832 habría transcurrido el tiempo suficiente para verificar la observación como ahora esta, y no antes, en ese momento fue enviada por Hahnemann a ser publicada.

Pero como estos hechos no podían ser definitivamente conocidos por el Dr. Griesselich, no quiero expresar esto como un reproche a él, solo en el orden de limpiar la inmerecida mancha que ha lanzado a la capacidad de observación y amor a la verdad de Hahnemann.



Pero lo que debió haberle motivado no es fácil de imputar, este honorable y acreditado caballero de edad, en contradicción al extracto publicado anteriormente, de la carta de Hahnemann de Agosto 21, 1832, se encuentra el hecho de que en la segunda edición del año 1833, cual había sido ampliada por la adicción de muchos remedios, el prefacio escrito por Hahnemann fue de hecho completamente reescrito, pero que el pasaje se conservó al pie de la letra, y esto ha dado a la misma una confirmación muy importante, no podemos por lo tanto, saber lo que significa la frase “Descubrimientos sin confirmar” especialmente cuando la exactitud de esta observación sin duda ha sido comprobada en numerosos casos por todos los buenos homeópatas, que solo permiten a sus pacientes una olfacción de MERCURIUS en casos donde corresponde con los síntomas de SULPHUR como es muy a menudo, mientras en otros casos se refugian en otros remedios (como los honorables editores del Archivo pueden testificar[1].


Aunque el Dr. Griesselich, en caso de que hubiera intentado pudo haber tenido tan poco éxito, como en el caso de SILICEA 30 (de acuerdo a su misma confesión en Hygea III, 17).


Cual por cierto no es conveniente en todos los casos en los que solo el nombre escolástico de la patología puede apuntar a la misma.



Munster, enero 17,1838

[1] Si necesitan confirmación, gustosos la aportamos. - GR (GROSS.)

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