Por. Constantine Lippe.
Ciudad de Nueva York.
Tomado de (The Homeopathic Physician. Revista, Vol. 1 Numero 3, 1881, paginas 94-95)
Una vez, una dama muy inteligente me hizo la siguiente pregunta; que si no era homeopatía el dar Opium a un paciente afectado por la ingesta de Opium. Mi respuesta fue que Opium no tenía que ser necesariamente el antídoto por la simple razón de que el mismo Opio se hubiera consumido, sino que el remedio adecuado debía ser seleccionado de acuerdo a las condiciones del caso a ser tratado. Entre algunas personas dentro de nuestra profesión parece existir algo de obscuridad en lo que se refiere a este punto, y el hecho de que se hayan podido remover algunas alteraciones en ocasiones, por medio de la administración de la droga que produjo el daño ha llevado a generalizar en este asunto.
Lo explicare por medio de dos casos.
El primero trata de un hombre joven que contrajo gonorrea y fue tratado mediante inyecciones de strychnia. El viene hacia mí con la más terrible estranguria, urgencia constante para orinar, solo pasando algunas gotas con gran esfuerzo y dolor, la descarga gonorreica suprimida; él había estado en esta condición ya por 12 horas, la totalidad del caso clamaba por NUX. Y se le dio una dosis de la 71m (Fincke) y dentro de media hora paso algo de orina y en poco tiempo la dificultad fue removida con la restauración de la descarga. La gonorrea era muy obstinada y fue abatida solo después de un tratamiento de unos cuantos meses, pero ya no hubo más estranguria.
El segundo caso trata de un consumidor de Opium. Una joven mujer bajo severa tensión mental era incapaz de dormir y el médico a cargo le dio Opio y de alguna forma se volvió adicta. Sus amigos habiendo encontrado que su condición mental se había alterado bajo la influencia de la droga la encaminaron a confiarse a mis cuidados. Su condición era de completo insomnio iniciando por el más mínimo ruido, quieta y taciturna mientras no estaba bajo influencia de la droga, dolor de cabeza agudo y punzante con intolerancia a la luz y al ruido, sin apetito y constipada. Aquí había una finísima oportunidad para la administración de Opium dinamizado y para experimentar se le administro. Ella regreso en unos pocos días, claro que no mejor, exigiendo alivio o tomaría sus píldoras de opio.
El caso era claramente de Belladona y recibió una dosis de ese remedio en la potencia 60m (Fincke). Tuvo una mejor noche y pronto regreso a su condición normal y ahora a finales del año ya no ha vuelto a consumir más Opio o medicina de ninguna especie. Después de tres días de la dosis de Belladona, un profuso coriza acuoso se estableció pero al ver los síntomas de la patogénesia del remedio me lleve la satisfacción de que fue causado por la droga y no di mas medicina. La ley que podemos deducir es que en estos casos como en todos los demás el remedio curativo esta donde la totalidad de los síntomas de la droga y el paciente corresponden. Debemos individualizar no generalizar.
C. Lippe.
Comentarios