Allg. hom. Zeit. Vol. XXXVIII, pagina 385.
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Las altas potencias han producido una división, especialmente entre los Homeópatas Alemanes, que aún existe y de ninguna manera conducirá al progreso de la ciencia. Una guerra en nuestro propio campamento ha sido causada, mucho peor y más peligrosa que una guerra contra un enemigo externo, de especificistas contra los Hahnemannianos, de los materialistas contra los Dinamistas y en consecuencia los anfibios han surgido últimamente, los cuales no son ni peces ni aves, ni Alópatas u Homeópatas que frecuentemente sacrifican sus convicciones a consideraciones egoístas. Entre estos últimos especialmente encontramos los supuestos mediadores, en medio de la vieja escuela y la escuela moderna, que quieren complacer a las dos sin perder las gracias de alguna. Sin considerar que A MEDIAS TINTAS SON MAS DESPRECIABLES y que la indecisión cual llevara agua bajo los dos hombros no ganara la confianza de ninguna de las dos partes Y SERA REPUGNANTE A TODO EXAMINADOR AUTÓNOMO. Ellos no pueden ser atacados verdaderamente, por que mantienen abierta una salida de escape hacia cualquiera de los dos lados, y sus campañas son todas de la clase, como los franceses lo designan BATTRE LA CAMPAGNE (Recorriendo el país) seria por lo tanto probable un esfuerzo en vano para traer convicción a estos ANFIBIOS.
Homeópatas materialistas o especificistas (creyentes en remedios específicos) como han elegido llamarse que se caracterizan principalmente por dar BAJAS DILUCIONES EN REPETICIONES FRECUENTES. Pero que eligen los remedios correctamente de acuerdo a la ley fundamental de la Homeopatía, dando dosis más grandes o más pequeñas, son más susceptibles a la razón. Un gran número de ellos por lo menos no se niegan a investigar la cuestión y demostrarlo experimentalmente, tan pronto como los podamos convencer que aun las altas potencias, si, las más altas, dadas en muy pequeñas e infrecuentes dosis producen efectos y de hecho profundos y penetrantes, enteramente suficientes para curar.
Merecidamente pasa sobre el subterfugio de los cobardes, quienes no se avergüenzan de proclamar tales mentiras y perversiones lo que los hombres honestos y honorables han comunicado como resultado de sus cuidadosos y repetidos experimentos tan pronto como estos van en contra de sus puntos de vista, hay verdaderamente solo dos objeciones cual se han llevado en contra de los dinamistas, y que alimentan el escepticismo de sus oponentes; Estas objeciones son:
Primero, que las curaciones se deben a seguridad y confianza de los pacientes hacia sus médicos, el efecto moral de la cual tiene muy encarecidamente; y segundo, a las dietas homeopáticas, las cuales regresan a los pacientes a una forma natural de vida, y se supone puede ser capaz de restaurar la salud, por la propia dieta, sin ninguna medicina.
Nosotros los dinamistas si nos inclinamos a tomar represalias, serán totalmente justificadas al preguntar a los materialistas ¿Porque ustedes no trabajan para ganar esa gran y poderosa confianza y prescriben la misma dieta a sus pacientes dejando a un lado toda medicina enteramente innecesaria?
Pero no tenemos necesidad de tan retorcidas y ambiguas medidas, y sabemos tan bien como nuestros oponentes que hay muchas especialmente ENFERMEDADES CRÓNICAS que no serán verdaderamente y totalmente erradicadas solo por la fuerza vital, de igual manera enfermedades agudas donde el curso regular solo puede ser mitigado y abortado por las medicinas adecuadas y donde un desenlace fatal sólo se puede evitar con seguridad por las mismas.
Pero todas estas escusas y objeciones son de una vez taladas en las curaciones homeopáticas de animales. Estas curaciones, y solo estas, nos dan la verdadera y más irrefutable información de lo que las muchas medicinas, también las altas potencias son capases de hacer independientemente de la, fe moral y toda dieta, las cuales aquí son totalmente eliminadas de manera que ni la más remota sospecha puede ser admitida en ellas.
Convencido de la profunda importancia de estas curaciones de animales de varias especies y con el fin de ser capaz de reunir con la mayor facilidad los resultados con este propósito, he guardado un diario especial de estos casos por un año, durante el cual el número de los que buscan mi asistencia ha ido en aumento. Este diario ya muestra un gran número de, en parte, marcadas curaciones las cuales presentan las más irrefutables pruebas no solo de las grandiosas fuerzas curativas de las medicinas seleccionadas DE ACUERDO A LOS MAS ESTRICTOS PRINCIPIOS HOMEOPATÍCOS, sino que, a su vez, especialmente el poder de las ALTAS POTENCIAS EN DOSIS MÍNIMAS. Ya que casi siempre empleo estas.
El diario no se llevó a cabo como circunstancial mente en el caso de las curaciones en hombres; por otra parte, no siento ninguna delicadeza para nombrar los titulares de los animales enfermos, y así mostrar a todos los escépticos, cuanto a cómo ganar la convicción segura de la verdad de mis afirmaciones.
Con la publicación en consecuencia, solo unas pocas de las curaciones en cuestión, creo y debo asumir que el objetivo de esta comunicación se ha indicado con suficiente claridad, de modo que nadie lo interpretara erróneamente o vera una degradación de nuestra noble ciencia en mi petición de que nuestros más sabios y experimentados homeópatas pueden entrar en este camino inexplorado hasta entonces respecto a las altas potencias, y comunicar los resultados de sus experimentos franca y verdaderamente a aquellos que tienen dudas.
¿Me podrán permitir poner a la cabeza de mi lista un caso brillante que ocurrió ya hace dos años, y provoco la atención sobre los amantes de caballos aquí, que aún se menciona como memorable cada vez que se habla de homeopatía?
1. Lieutenant von Grueter del onceavo régimen de húsares que se encontraban aquí en presidio, tenía un caballo Ingles pura sangre que había comprado a precio muy bajo porque sufría de una afección en la laringe, tosía mucho, existencia de golpeteo y croar en la garganta y respiración corta al menor esfuerzo. Esta condición mórbida había existido por algún tiempo y había sido tratada sin el más mínimo éxito por un número de médicos veterinarios mientras el caballo pertenecía a su antiguo propietario y al presente. Al final como usualmente pasa, se prueba con homeopatía, después de que todos los antiguos intentos han fallado, por lo tanto, el caballo cayó bajo mi tratamiento.
La naturaleza de la enfermedad y los antiguos remedios alopáticos usados, de los cuales, sin embargo, solo las repetidas unciones con mercurio se pueden establecer con certeza, no dejan ninguna duda en cuanto a la solución próximamente indicada. Y por lo tanto como en mi práctica usual con animales, prescribí HEPAR SULPHURIS CAL 200 (tres glóbulos impregnados con la potencia 200) a ser disueltos en la mitad de un litro[1] de agua pura y fría a ser agitada hasta disolverse y darse al caballo por medio de una botella.
No se cambió la alimentación, y el caballo continuo como antes, llevado todos los días a pasear, una caminata de una hora. En una semana se manifestó la acción del remedio. La tos ceso completamente, el golpeteo y croar sin embargo continuaba, y aunque la respiración era más libre, aun existía cierta opresión. SPONGIA 200 dado de la misma manera, causo un mayor avance en su mejoría y una nueva dosis de HEPAR SULPHURIS CAL una semana después removió los síntomas restantes tanto que después de tres semanas en una carrera donde varios excelentes pura-sangres participaron, este caballo en un mismo día gano ambos premios.
Poco tiempo después fue vendido a cuatro veces su precio a otro oficial (Cuenta, von der Groeben) cuyo mejor caballo se dice ser, en estos días, como fui asegurado por uno de sus conocidos.
Por el mismo tiempo un pobre granjero del pequeño pueblo de Amelsbueren, cinco millas de aquí, cuyo nombre si lo recuerdo correctamente Roevekamp, vino a mí en busca de ayuda arrastrando tras él a un caballo que era un mero esqueleto con pelo áspero que se paraba hacia cualquier dirección, que difícilmente podía poner un pie adelante del otro. El caballo había estado enfermo por tres meses y a pesar de todos los remedios usados por varios veterinarios en quienes él había gastado mucho dinero, el caballo se volvía más y más miserable.
Él decía que yo había ayudado a mucha gente dada por los médicos, también en su vecindario, que tenía la esperanza de que yo nada orgulloso me apiadaría de su caballo, al perderlo no sabría como reponerse. Al preguntarle pude encontrar que su caballo mientras cargaba tierra fue invadido por una transpiración y había sido alcanzado por un fuerte aguacero mezclado con nieve, que lo había hecho resfriarse y había estado enfermo desde ese día. Esta anamnesis junto con otros síntomas no anotados que no puedo recordar ahora apuntó plenamente a RHUS TOX.
Por lo tanto, le di una dosis de la 200 potencia y dos dosis de Sac. Lac. Con la dirección de dar al caballo un polvo cada cinco días (como en el primer caso) agitados con agua. Tres semanas después un granjero con un carrito muy cargado se debutó en mi casa y me solicito bajar, era el mismo granjero con el mismo caballo el cual yo no podía reconocer por deficiente y miserable y ya estaba tan bien nutrido, liso y elegante con brillo en los ojos. El propietario me aseguro que la mejoría inicio a las veinte y cuatro horas después de tomar el primer polvo y continuo día tras día y que el caballo ahora se encontraba saludable y más vigoroso que nunca antes, por lo que me agradecía.
1. Baronet von Boeselager, en Hessen (cerca, Hamm en Lippe) posee una ordenada equina, la mascota de su segunda hija que ahora como antes, continuamente es montada. Este caballo a la vez comenzó a cojear. Muchos médicos veterinarios en Hamm y aquí, en vano probaron su arte. La dolencia se mantuvo igual y los médicos ni si quiera llegaron al origen del problema, POR QUE NO HABÍA HINCHAZÓN, NI DOLOR AL PRESIONAR O TOCAR en alguna parte o en la pata coja. También en este caso como último refugio, se volvieron a la Homeopatía y a mí. Pero fue difícil al inicio encontrar el remedio adecuado porque el origen de la enfermedad no se había descubierto, no existía nada mórbido que pudiera notarse en el bien nutrido y animado animal. Note esto por primera vez y dije que no podía prometer con certeza un resultado inmediato y favorable, pero confiando en el poder de mis aprobadas altas potencias, no dudaba que sería capaz de sanarlo, pero quizás tardaría unos cuantos meses.
Inicie mi tratamiento con SULPHUR 200 y CAUST. 200, el 4 y 13 de agosto, sin el más leve resultado. Y de muy poca utilidad fueron BRYONIA el 20, o RHUS TOX el 27 del mismo mes, dados en la misma dosis.
Por consiguiente, parecía que la cojera tenía su sede únicamente en la pezuña y por lo tanto di ARSENICUM 200, con un notable progreso, el cual no fue sin embargo permanente, porque repetí el mismo remedio el 17 y el 24. Desde entonces no hay rastro de la enfermedad concluí el tratamiento el primero de octubre con una dosis de SULPHUR 200 estos remedios como todos los otros disueltos en la forma mencionada en el primer caso. El caballo ha estado bien desde entonces como escuche por la boca del propietario hace algunos días. Al barón le es suficiente para dar un reconocimiento pleno de los pequeños polvos a pesar de que no tiene ni una sospecha de la mínima naturaleza de su contenido médico.
4. El Pointer del barón von Wendt-Crassenstein capturo la llamada epidemia canina, y bajo tratamiento alopático veterinario había seguido hasta enero 20, 1849, que su muerte se esperaba cada hora; pero antes de concluir fui llamado a socorrer a su mascota principal, sin esperanza y protestando contra cualquier mala fama que podría derivarse de mi fracaso administre RHUS TOX. 200, el cual fue inmediatamente seguido por una aparente mejoría. Al siguiente día continúe con KALI CARB.200, con tan decidida y rápida mejora que el 22 de enero comió con apetito considerable y el 23 de enero podía asegurarse su curación.
Con la misma rapidez y éxito completo más tarde traté muchos otros perros más inclusive el mío, solo con dos de ellos tuve primero que dar BRYONIA en lugar de RHUS TOX. Pero todos los remedios mencionados fueron en alta potencia.
5. En septiembre 1848, perdí una vaca en mi país Darup, por timpanismo o hidropesía por comer trébol verde, fue extraño que esta rápida y fatal enfermedad en dos días llego tan inusualmente común tanto que en estas 48 horas se ha perdido más ganado que durante todo el año. Tan pronto como las noticias de mi perdida me fueron enviadas en Munster, en seguida envié un frasco de glóbulos de COLCHICUM 30 con las indicaciones de que tan pronto como apareciera otro caso tres de cuatro glóbulos deberían ser agitados en medio bazo lleno de agua hasta disolverse. Una semana más tarde un segundo caso surgió entre mis vacas; mis hombres hicieron exactamente lo que ordene, y su efecto fue casi inmediatamente visible, y en una hora el ataque paso.
Los vecinos se sorprendieron por este maravilloso hecho, trasladando su confianza a las pequeñas bolitas, cosa que solo habían sentido antes hacia los hombres y ahora también hacia su ganado. Desde entonces los cambios han desaparecido y mi botella de COLCHICUM se ha usado repetidamente con los mismos beneficios. ¡Si en mi posesión hubiera estado COLCHICUM 200 yo no habría tenido la menor vacilación en haberlo usado!
6. En vacas que no expulsan las secundinas rápidamente, e efectuado curaciones la pasada primavera en siete casos en este vecindario (próximo a, Nickotter, Ricke, Vennemann, Froerd, Maykotter, Wappendrups y Wilhelmers) dentro de 12 horas administrando dos dosis de SECALE CORN. 30 y una dosis intermedia de SABINA 30, una dosis cada tres horas, agitada con agua.
He leído la afirmación en algún lugar, no recuerdo donde, que las altas diluciones y pequeñas dosis serian menos efectivas en porcinos. El siguiente caso probara que mi experiencia no coincide con semejante declaración.
7. El 22 de abril de 1849, Colon Bredeweg, de Amelsbueren, a cinco millas de aquí se invocó mi ayuda para una camada de ocho pequeños cerditos que fueron súbitamente presa de una erupción que en un corto tiempo mato a varias camadas en el vecindario, y se parecía a la llamada “Fuego de Antonio.”
Yo a la vez, di (1) SULPHUR (2) SEPIA y (3) ARSENICUM, CADA UNO A LA 200 POTENCIA cada polvo a ser disuelto en medio litro de agua agitado vigorosamente y cada cerdo a recibir una cucharadita.
Número 1 debía ser dado de inmediato.
Número 2 después de seis horas.
Número 3 en doce horas.
Cuando el hombre llego a casa un cerdo ya avía muerto, pero a los otros siete los trato como le indique y al siguiente día los siete estaban bien de salud. En abril 29, 1849, un cerdo estaba enfermo de la misma manera y Bredeweg corrió hacia mí por ayuda.
Los mismos remedios fueron dados bajo los mismos intervalos, pero solo dos glóbulos de cada uno, ayudaron rápido y completamente. Estos dos resultados muestran en conclusión las mismas observaciones hechas con hombres en animales, que LA DURACIÓN MAS CORTA O MAS LARGA DE LA ACCIÓN DE UN REMEDIO DEPENDE TANTO DE LA NATURALEZA DE LA ENFERMEDAD COMO DE LA PECULIARIDAD DEL REMEDIO. Y que también LAS ALTAS POTENCIAS PUEDEN SER USADAS EN LAS ENFERMEDADES MAS AGUDAS SIN NINGÚN TEMOR DE QUE LA ACCIÓN CURATIVA APAREZCA MUY TARDE.
Si estos pocos hechos verdaderos y reales, cuales yo podría multiplicar por diez de mi Diario recopilado por un año, deberán contribuir a poner a luz verdadera las ventajas de la Homeopatía en general, y especialmente las ventajas de las altas potencias, y si anima a otros a imitar mi acción, me considerare muy feliz.
Dr.C.V.Boenninghausen.
Munster, marzo 4, 1850.
[1] Nota Half a Quart, 473.18ml poco menos de medio litro.
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