Por. B. L. B. Baylies, M. D. Brooklyn N. Y. (Miembro de la unión Hahnemanniana de Brooklyn).
El médico homeópata solo puede ser exitoso y consistente en su profesión cuando su práctica está basada en un estudio adecuado de los síntomas. La homeopaticidad de un remedio no es discernible por medio de los cambios patológico-anatómicos que sus venenosas cirugías muestran en los cadáveres; ya que otras medicinas pueden mostrar una anatomía morbosa similar. PHOSPHORUS Y TARTARIZED ANTIMONY, por ejemplo ambos causan una inflamación del cerebro, órganos respiratorios, estomago, y tracto alimentario.
Otras medicinas causan inflamaciones comunes, de uno o varios órganos. Entonces, ¿Cómo una selección se podría hacer de entre varias drogas para adaptarla en un caso dado particular?
La vieja escuela prescribe, de una forma, de acuerdo a una principal teoría, de la relación patológica, pero el homeópata, ha verificado la única ley de curación, esa descubierta por Hahnemann, la única guía para la selección del remedio adecuado. No de acuerdo a presunta similitud de los cambios anatómicos causados por ella, a aquellos que se asume existen en un caso dado, sino de acuerdo a esa relación del proceso de enfermedad determinado por la similitud de síntomas, ahí esta su consecuente poder de eliminación, ósea curativo. La naturaleza, la extensión, y localización de la enfermedad nos conciernen solo para el pronóstico; y las medicinas pueden ser parcialmente clasificadas para su estudio analítico y comparativo, de acuerdo a su relación patogénica sobre el lado en particular o partes del cuerpo que pueden afectar; pero la anatomía patológica no tiene ninguna relación directa sobre la terapéutica; se refiere al no siempre posible diagnóstico post-mortem, la detección del envenenamiento fatal, es jurisprudencia medica, en lugar de arte de la curación. Nosotros estamos para curar, exceptuando la cirugía, nos interesan más los fenómenos subjetivos que los objetivos, si se presentan inmediata o mediatamente ante nuestros sentidos. Y ese misterioso y sutil proceso, que es la verdadera razón de todo el fenómeno, es la esencia y verdadera enfermedad, que solo el remedio homeopático es capaz de combatir y aniquilar.
B. L. B. Baylies, M. D.
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